VIAJE DE ESTUDIOS A ITALIA

VIAJE DE ESTUDIOS A ITALIA

Viaje estudios Italia colegio Kolbe

La experiencia del viaje de estudios a Italia, contada por profesores y alumnos.

Los alumnos de 4º de E.S.O. han viajado este curso a Italia para disfrutar de algo más que un recorrido histórico-artístico que repasa los contenidos del año pasado. El objetivo de este viaje, seguramente el más importante de su paso por el Colegio, es comprender cómo el arte es la manifestación de la mentalidad de una época, contemplando de primera mano la transición de la Edad Media al Renacimiento a través de la Historia, el Arte y la Fe, tres elementos imprescindibles para entender el origen de la mentalidad moderna.

Desprovistos de teléfonos móviles y con la contemplación como único elemento distractor, los alumnos visitaron  las ciudades de Florencia, Siena, Asís, Montefalco y Roma, donde tuvieron ocasión de contemplar grandes obras de escultura, pintura y arquitectura. Poco a poco y de la mano de sus profesores y de Francesco, un fabuloso guía que acompaña a los profesores del Colegio desde hace doce años, los alumnos fueron adquiriendo una visión distinta de la realidad que cambia su perspectiva.

Durante todo el viaje les lanzaron preguntas que ayudaron a profundizar en lo que se exponía: “¿por qué creéis que harían estas esculturas así, si no las iba a ver nadie?” “¿no os parece contradictorio esto con lo que hemos visto antes?” “¿por qué se construiría esto tan rápido, si casi no había medios?” “¿para quién se pintó este fresco que vemos?” “¿qué mensaje quería comunicar el artista aquí?” De este modo, se despertaron en ellos muchas preguntas que entre todos respondían. Es así como  se desencadena un diálogo entre su mentalidad y la del hombre medieval, y se conecta en ellos lo religioso, lo humano y lo artístico. Cada tarde, al llegar al hotel, los alumnos resumieron y comentaron los contenidos que vieron a través de un cuadernillo personal que se evaluará posteriormente.

El viaje comenzó con una vista de la ciudad de Florencia, donde la basílica de San Miniato supone un punto de partida inigualable para comprender el papel del templo en la espiritualidad del hombre. Florencia fue también su lugar de alojamiento, en una antigua abadía cisterciense del siglo XV con vistas a toda la ciudad.

En Siena se visitó el Duomo, donde se hace especial hincapié en la perfección del trabajo de las esculturas que lo coronan, replicadas en el Museo de la Ópera. Es en Siena donde entendieron el papel central de la religiosidad en la época. La Virgen María hizo ganar una gran batalla a los sieneses y en su honor se encargó un retablo a Duccio, un hombre de fe. Será él quien inicie el cambio en la técnica pictórica, introduciendo el volumen.

En Asís, los alumnos se acercaron a San Francisco de la mano del guía Francesco: Historia, Arte y Fe para explicar un cambio en la forma de representación que será clave para el Renacimiento. La figura de San Francisco hace que entren en contradicción muchas cosas.Un rico que se hace pobre, que arrastra masas y que enlaza el misterio con las cosas bellas de la vida.

 

 

“Al entrar en la Basílica De San Pedro, pude observar que había cosas que se habían esculpido con muchísimo detalle y esmero, y que apenas estaban a la vista. (…) El hombre de esa época se despertaba cada mañana con las enormes ganas de trabajar, de comerse el mundo, de hacer algo perfectamente, aunque no buscara la fama. Al entender esto, mi manera de pensar ha cambiado bastante. Antes del viaje yo nunca tenía ganas de trabajar a fondo en algo que no fuese lo que me interesaba, pero ahora no vas a encontrar nada que haya hecho yo  que esté por debajo de mis posibilidades. Personalmente, el viaje a Italia ha sido el mejor que he hecho con el Colegio, no porque haya sido el más caro o porque haya sido en otro país, sino porque me ha unido muchísimo a mis compañeros. Noto que me ha hecho cambiar.”

 

Jesús Miranda Pineda

” (…) En historia nos explican que Miguel Ángel, cuando esculpió la Piedad intentó representar  los gestos de María con detallado realismo para transmitir esa tristeza y ese dolor. Cuando te paras delante de la escultura lo sientes. ¡Lo sientes! Yo me pregunto: ¿ cómo puede ser eso? ¿Cómo puedo sentir algo que primero, fue hecho hace cientos de años por una persona a la que nunca he visto? y segundo ¿qué diferencia hay entre una encimera de mármol y La Piedad? Las dos están hechas de lo mismo, lo único diferente es la forma. La explicación que yo puedo dar desde mi ignorancia es que de alguna manera las emociones y los sentimientos del autor han calado hasta lo más profundo de la fría piedra, y están vivos todavía. Siguen emocionando, siguen poniendo los pelos de punta, siguen sacando sonrisas e incluso generan llantos sin motivo aparente. Sin embargo, intuyo que el motivo de todo esto es lo mismo que el cosquilleo que sigo sintiendo cuando recuerdo el viaje a Italia.

 

Este viaje me ha hecho darme cuenta de que, al igual que Fra Angélico tenía tanto talento para pintar que hasta parecía mágico, Brunelleschi era un genio de la arquitectura o Ghiberti fue capaz de esculpir las Puertas del Paraíso, todos tenemos talento para algo. Y si nos esforzamos, y no pretendo sonar cursi, pero le ponemos corazón, hacemos las cosas con sentimiento, ya sea enfado, ilusión, rabia o amor, ese sentimiento se transmite. Yo no tengo ni idea de lo que quiero estudiar ni de a qué me quiero dedicar, pero tengo claro que quiero encontrar mi talento y quiero transmitir algo al mundo. Este es mi ejemplo de que, sí, es un viaje de estudios. Pero lo de menos para mí ha sido el temario. Lo que me llevo de esta experiencia es que me ha enseñado cosas de los demás y lo más importante, me ha enseñado un pedacito de mí, me ha dado la pista que necesitaba para empezar a conocer quién soy yo y qué deseo de verdad.

                                                                                                                                                                                             

Elsa Martín Flores

 

En este viaje la experiencia, más que buena, ha sido increíble, muy intensa y llena de sorpresas. El motivo no es algo en concreto, no es un momento exacto en el que visitásemos un lugar especialmente bonito. El motivo hemos sido nosotros, nosotros mismos que, desde la salida en autobús el domingo a las 4 de la mañana, hasta la llegada al colegio el viernes a las 11 de la noche, no hemos parado de disfrutar, observar y aprender. Hemos contado con tiempo para descubrir a gente que solo conocíamos de vista, para afianzar relaciones con nuestros compañeros y alucinar con el lado personal de los profesores que solo conocíamos académicamente.

 

Muchas veces podemos pensar que las clases de historia no sirven para nada ya que solo son personajes lejanos a nosotros que parece que no tienen nada que aportar a nuestras vidas . Algunos, si tienen la suerte de tener un buen profesor, comenzarán a pensar que el hombre antiguo se parece mucho más a nosotros de lo que pensamos. Pero en Italia nosotros llegamos a más, llegamos a comprender que las personas que vivieron cientos de años atrás no sólo son parecidos a la gente de hoy en día, si no que nos pueden enseñar muchísimo de nosotros mismos. Descubrimos que, observándoles a ellos, comprenderemos mejor lo que tenemos alrededor. Incluso podemos tratar de observar el mundo como ellos lo hacían y verlo totalmente diferente. Cuando lo haces descubres que hay más formas de ver la vida, que tal vez le demos importancia a cosas que no la tienen y que, por no pararnos a observar, nos estamos perdiendo todo lo que tenemos alrededor.

 

Después de escuchar varias historias de personas que lo daban todo por la religión, nos comenzaron a surgir dudas. ¿Qué habría en sus creencias para que lo dejaran todo? ¿Qué fue lo que les enseñaron, que pudo mover a las masas con solo palabras? ¿ Si les pasaba a ellos, podríamos sentirlo también nosotros?… Estas dudas siguen presentes en nosotros y  poco a poco esperamos ir resolviéndolas.


Claudia Gómez Caro

Este viaje supone, en definitiva, un esfuerzo intelectual para los alumnos, pero constituye todo un reto para descubrir a sus compañeros, a sus profesores y a sí mismos. Tomando como base ese saber estar y mirar característico del Kolbe que han aprendido en viajes y salidas anteriores, los profesores proponen una única clave para disfrutar al máximo: que “se fíen” de las propuestas que se les hacen. Año tras año, se comprueba que, quienes se fían, obtienen como resultado una experiencia imborrable no sólo intelectual sino espiritual. Como hemos leído sobre estas líneas, vuelven conmovidos y se sienten directamente interpelados, con ganas de contar lo vivido a compañeros y familiares.

Para los profesores, cada viaje a Italia es irrepetible. Y para quienes van por primera vez acompañando a los alumnos supone una nueva mirada, otra apertura, y un disfrutar constante del entusiasmo de los chicos. En palabras de uno de ellos, “esta experiencia te cambia y te ayuda a vivir de una forma más auténtica”.

 

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