¿Cual es mi relación con el Kolbe? No es fácil responder a esta pregunta; es algo así como hablar de la relación que tengo con mi brazo, o con mi pie derecho o con mi infancia…es algo en lo que no me paro a pensar, a definir, porque, simplemente, es parte de mí.
He trabajado cinco años en el “Kolbegio”-como lo llamábamos cariñosamente entre los amigos- como profesora de ESO y Bachillerato y, con toda seguridad, en esos cinco años, he aprendido mucho más de lo que he podido enseñar.
He aprendido que una clase no es el lugar donde transmitir conocimientos a los estudiantes, sino una puerta que da paso a un camino hacia el descubrimiento de una verdad que es más grande que nosotros, un camino que debe recorrerse con los alumnos, acompañándolos y dejándose acompañar por ellos.
He aprendido que el trabajo, como todo lo que vale la pena en la vida, es más hermoso, más creativo y vivo cuando se comparte y cuando juntos, se tiende a un objetivo que supera el mero profesionalismo y que tiende a construir la propia vida y el bien común.
En el Kolbe he descubierto algo más que un bonito lugar de trabajo, he descubierto una verdadera familia. Llevo en la memoria los rostros de tanta gente que me acompaña incluso en la distancia, en el silencio. Profesores, alumnos, personal no docente…rostros que forman parte de mi historia y no solo de “una etapa profesional”.
Pero no quiero dar la impresión de un mundo ideal. En el Kolbe, como en toda familia que se precie, hay problemas, dificultades, tensiones…no sería una experiencia humana si no los hubiera. El Kolbe, la gente que lo forma, que lo crea día a día, no es, ni mucho menos, perfecta, ¡y gracias a Dios! Porque si lo fuera, no podría seguir creciendo, seguir aprendiendo y caminando y ese seria el fin de esta obra. Por el contrario, precisamente porque no es y no ha sido nunca una “obra nuestra” puede seguir adelante, admitiendo y afrontando las dificultades, con la confianza de que “Quien empezó entre vosotros esta obra buena, la llevará a su cumplimiento”.
Si ahora estoy aquí, en Moscú, a miles de kilómetros de casa y puedo estar contenta a pesar de todas las adversidades, es precisamente por esta certeza y es una certeza que ha ido creciendo y haciéndose experiencia en mi vida en gran parte gracias a los años vividos en el Kolbe.
Por eso, solo puedo estar agradecida a esta experiencia y solo puedo desear que todos cuantos han estado, están y estarán en el colegio puedan hacerla asimismo parte de su vida.
ISABEL ALMERÍA | Profesora de Literatura en Moscú
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Yo parto de mi experiencia. Para mí lo que realmente es diferente en el Colegio Internacional Kolbe es la gente que lo constituye. Por mi trabajo como director del Aquópolis trabo amistad con muchos centros escolares: por nuestro parque pasan unos 10.000 chicos al año. Con algunos colegios tengo un contacto mínimo, pero con otros mantenemos una relación desde hace 15 años, y nunca había experimentado algo como lo del Kolbe. Sus ganas, su ilusión, incluso su organización y seriedad son algo que destaca sin ninguna duda.
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El Colegio Internacional Kolbe guarda, fundamentalmente, dos significados para mi: superación y felicidad. Superación porque comprobé las ganas de avanzar y mejorar de sus alumnos y alumnas; y de felicidad porque lo que allí palpé fueron sensaciones positivas, y ya se sabe que de sensaciones vivimos y corremos los atletas.
Ser invitado para contar que cruzar la meta el primero en la vida no lo es todo y de que hay formas de ganar sin que para ello sea preciso lograr la victoria fue una suerte. Es lo que a mi me pasó en Burlada aquel diciembre de 2012.
La oportunidad de convivir con la gran familia que conforma Kolbe, aunque se reduce a un par de ocasiones, es un recuerdo imborrable. Y lo es porque transmiten que lo que dicen y hacen en materia educativa guarda coherencia. Cuestión que puede parecer una perogrullada, pero a la vista de la realidad que nos rodea no lo es.
Reconociendo a quienes en alguna ocasión han puesto cara y ojos a valores universales no hacen sino abonarlos a través del plan educativo que abanderan. Están contribuyendo a construir un futuro con personas que respetan y respetarán la diferencia, el esfuerzo, la honestidad, la solidaridad… He de reconocer que el paso por sus aulas, el contacto con la dirección, con el profesorado y, sobre todo, con los chavales, reforzaron mi apuesta por matricularme en Magisterio infantil.
En la apuesta por la enseñanza en valores seguro que nos volveremos a encontrar.
IVÁN FERNÁNDEZ ANAYA | Campeón de Europa de Campo a través
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MÓNICA DIEFENHARDT | De antigua alumna a profesora
Tengo una buena relación con el Colegio Internacional Kolbe, con el que llevo colaborando más de 10 años. He podido comprobar que cuenta con docentes muy preparados, entregados a escuchar al que enseña y con la inquietud de seguir innovando. Docentes interesados por la aplicación de nuevos métodos que ayuden a los alumnos a aprender a pensar, dialogar, relacionar, exponer, argumentar, explicar, razonar y entender la necesidad de comprender conceptos para transformar actitudes.
JOSÉ A. FERNÁNDEZ BRAVO | Experto reconocido en investigación pedagógica, didáctica de la matemática y educación
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Me han invitado al Colegio Kolbe para entregar los premios al mejor “Niño del Tiempo”. Han sido apenas dos horas las que he podido compartir con sus alumnos y profesores. Tiempo suficiente para poder comprobar la calidez que se respira en este Centro. Alumnos entusiasmados y profesores comprometidos en estimular a los niños y despertarles interés por todo lo que les rodea.
Hoy en día la sociedad sigue subestimando la importancia que tiene el Colegio en la educación de nuestros hijos. Y cómo de importante puede llegar a ser que muchos de nosotros hemos desarrollado nuestra vida profesional gracias a profesores que lograron tocar esa tecla, despertar ese estímulo que logró encender la mecha de la emoción y pasión por algo en lo que nos hemos acabado convirtiendo de mayores.
En muy pocos minutos he podido comprobar, hablando con los profesores del colegio, que los niños del Kolbe están en muy buenas manos. Pocas veces he visto a profesores debatir sobre métodos de enseñanza y lo involucrados que están con los pequeños que, en ese momento, concentrados, llenaban las aulas. Y se puede comprobar con la educación ejemplar de todos los niños que participaron en el acto.
Deseo lo mejor al Colegio Kolbe y a todos los profesores que llevan con ilusión y compromiso la tarea de educar a los que dentro de unos años serán adultos. Y si en algún momento tengo hijos, puedo asegurar que me gustaría que fueran a un Colegio como este.
MARC REDONDO | Hombre del tiempo de 13tv
A continuación puede verse un vídeo con distintas opiniones de alumnos que han pasado por el Colegio Kolbe.