TERCERA SEMANA DE ADVIENTO | PRIMARIA

Icono superior de la Natividad de Jesús. Interior de la gruta de la Natividad, Belén.

¡Nace el Salvador! ¡Qué milagro!

Cierto, puede que nos esperemos otra cosa cuando pensamos en un salvador. Puede que pensemos en un héroe, en una persona con super-poderes, como vemos en muchas películas. No nos dejemos engañar: el verdadero poder de Dios toda su fuerza, es a menudo silenciosa. La descubrimos poco a poco, amándolo y dejándonos amar por él.

Dios no quiere hacer magias que nos obligan a rendirnos a un poder que nos aplasta; quiere estar con nosotros y ser compañero de nuestra vida, para que, como él se hizo niño y vino a vivir con nosotros, nosotros podamos, estando con él, llegar a vivir la alegría plena y verdadera que deseamos.

La primera en descubrir todo esto fue María, que conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. A ella le pedimos que nos ayude a hacer lo mismo, y que comparta su felicidad con nosotros y con las personas que queremos:

 

Dios te salve, María,

Llena eres de gracia,

El Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres,

Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, madre de Dios,

Ruega por nosotros pecadores,

Ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

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