CARTAS A RAQUEL RULL
En línea con el editorial de este mes y teniendo aún en la mirada los atentados de Barcelona de finales de agosto y conmovidos muchos profesores con la carta que publicó El Mundo, escrita por una educadora social, Raquel Rull, que había trabajado con muchos de los autores de dichos atentados, les propusimos a los chicos de 3.º Y 4.º de ESO el trabajo de este texto, del que surgieron debates muy interesantes y que nos ponía delante que lo que sucede en las clases tiene que ver con la realidad que nos rodea y con nosotros mismos. Los chicos, como hombres y mujeres con un corazón despierto, que se cuestiona, que llora, que desea, contestaron a la carta de Raquel implicándose en primera persona de una forma preciosa y verdadera.
Recogemos a continuación algunos fragmentos de las cartas de nuestros alumnos a la educadora. Algunos incluso se han atrevido a dirigirse directamente a los terroristas que eran “chicos como todos”.
CARTA A LA EDUCADORA SOCIAL
“Tu carta me ha hecho ver el atentado con otros ojos, y gracias a ella he podido ver la otra cara del atentado. Me gustaría decirte “gracias” por el esfuerzo que es ser educadora social, dedicar tantas horas, días e incluso años… Es un esfuerzo que pocos harían”.
Daniel García Ndong
“Sinceramente pienso que es gente que lo estaba pasando mal por dentro, aunque hayan compartido momentos bonitos con usted, estaban vacíos por dentro… Alá les haría felices. Eso es lo que tus chicos buscaban…”
Kevin Amauri Peñafiel Alcívar
“Me he leído y releído la carta, y la verdad es que no sé cómo empezar, estoy tan confundida… No entiendo cómo unos chicos, unos pocos años mayores que yo, han causado este terror en España. Me pongo a pensar: ¿y si fuera mi mejor amiga? No sé lo que sentiría, seguro que mucha pena… Solo sé que de los errores se aprende, ellos no podrán arreglar este mal, pero nosotros sí…”
Andrea Sancho
“Me he tomado la libertad de tratar de responder a la carta que usted escribió. Y digo tratar porque no puedo llegar a entender cómo se siente usted… Primero me gustaría darle las gracias por escribir la carta, ya que ha hecho que me replantee, que pueda verlo desde otro punto de vista, aunque no llegue a entenderlo del todo. Gracias por “gritarlo a los cuatro vientos” y no guardárselo. Ojalá los cuatro vientos estuviesen llenos de textos, puntos de vista, opiniones… tan sinceras como las suyas, que hacen ver la cara oculta, la versión que nadie quiere aceptar.
La respuesta a la pregunta que hace sobre “¿qué estamos haciendo mal?” usted misma la da y es no saber ponerse en la piel del otro (…) El motivo por el que veo que ha sucedido esta tragedia es que perdieron el interés por la vida. Igual que el chico que nunca faltaba al local cuando estaba la chica que le gustaba. Ellos, en cambio, no tenían nadie que les hiciera levantarse por la mañana, algo real en lo que pudieran creer.”
Alejandro Ramón Cabrera
“(…) Puede que eso sea lo que nos diferencia de todas esas personas que no distinguen el bien del mal, el hecho de tener a gente cercana a nosotros que nos perdone, nos respete, nos preste atención y que nos quiera tal y como somos. ¿A quién no le gusta que le quieran?”
Ángel Plaza Rosa
“Me enteré unos días más tarde del atentado, al leer el periódico. Recuerdo que me llamaron la atención estos jóvenes terroristas, ¿qué podría haber pasado para que unos chicos como yo pudiesen haber hecho tal cosa? ¿tendrían acaso remordimientos por ello? (…) creo que ellos fueron víctimas, víctimas del odio y la ignorancia, deseaban lo mismo que cualquier otro ser humano. Ellos buscaban respuestas…
También hay personas que lloran por estos chicos, que les querían…
Estos pensamientos no duraron en mi mente más de una semana, y como todas las cosas se quedaron en el pasado y perdieron su importancia. Tu carta me revive aquel momento y lo saca de mis recuerdos, haciéndome reflexionar todavía más. El saber que hay personas como tú, que cuando hablan transmiten amor y no odio, y que te hacen desear lo mejor para el prójimo, me asombra.
Es verdad que los atentados pertenecen al pasado, pero tu carta pertenece al presente, porque está relacionada con todos nosotros: “Estos chicos eran como todos”, ¿podría haber sido alguno de mi clase? ¿por qué razón se han dejado manipular? ¿acaso no sabían que estaba mal? ¿sería justo que se les perdonase y tratase como personas que son?”
Amanda García
CARTAS A LOS TERRORISTAS
“SAID, MOHA, MOUSSA, YOUSSEF, OMAR, YOUNES, HOUSSIN:
Solo puedo preguntaros ¿por qué? Aunque en realidad ni siquiera sé si vosotros mismos podéis responder.
Sois un poco mayores que yo, eso significa que más o menos, pensáis y hacéis lo mismo que yo. Sé que por estas edades se pasa mal. Ya sea porque nadie te entiende, no quieres hacer nada o que ni siquiera sabe quién eres. Y necesitas encontrarte a ti mismo de alguna manera porque estás perdido, sientes que no importas o que eres inútil.
Pero hay mil maneras de cambiar esos pensamientos… Sé que es muy fácil dejarse llevar o incluso escapar de ti mismo por la primera salida, pero el no esforzarse por buscar otra manera os ha costado la vida. Tuvisteis elección, pudisteis escoger entre le bien o el mal…”
Covadonga Galán
“Chicos de Ripoll:
No sabéis lo difícil que se me hace escribir una carta como esta, una carta que va dirigida a los que todos llaman monstruos. Me duele mucho oír esta palabra con la que todos os resumen. Yo sinceramente no podría hacer lo mismo, yo tan solo os puedo llamar humanos. Creo y confío en que lo que habéis hecho es por las dudas e inquietudes que todos tenemos, y a las que por desgracia solo habéis podido responder así. Ojalá esto hubiese sido como un examen, en el que si te equivocas de respuesta, no pasa nada, ya tendrás otra oportunidad para responder bien. Pero esto es la vida real. (…)
La pregunta más común y universal es la de la felicidad, la tengo constantemente en mi cabeza. Y vosotros, al igual que yo, también la tenéis siempre presente. E igual que yo, como personas religiosas, creo que la felicidad verdadera, la plenitud, se halla en el paraíso. La única diferencia que hay entre nosotros no es la edad ni el sexo, sino las respuestas que me han dado a estas preguntas, que despiertan mi corazón; esas dudas que me provocan inquietudes, esas dudas que nos hacen ser humanos. La primera pregunta que me hicieron al saber lo que había pasado fue: “¿tú los perdonarías?” Y sé que no soy yo quien debe responder a esto, y que parece muy fácil decirlo, pero, sin dudarlo, sí. Yo sí que os perdonaría. El perdón es una simple palabra, inmensa e infinita, y no hay nadie que no se la merezca. Pero yo no solo os perdono, sino que también os pido perdón, porque si habéis llegado hasta tal punto es porque habéis acumulado odio, rencor e ira hacia el resto del mundo, el resto de personas, que habéis acabado por ni siquiera considerarlos personas.
Escribiros y ponerme en frente de esta carta ha sido una de las cosas que más me ha costado hacer, porque me habéis hecho abrir mi corazón, sentir. Me habéis hecho ser sincera y decir realmente lo que pienso y sin duda ha merecido la pena.
Escribiendo esta carta me he dado cuenta de cosas que nunca antes me había parado a pensar. Jamás antes le había abierto mi corazón a un terrorista. Rezaré por vosotros.”
Lola Carrillo Moreno